Una encuesta realizada por el Banco de España a empresas españolas sobre la evolución de su actividad en el segundo trimestre de 2025 revela que casi el 30% de las compañías afirman verse afectadas negativamente por el conflicto arancelario. Este impacto se produce principalmente de manera indirecta, a través del aumento de la incertidumbre y la disminución de la actividad económica global.

El transporte, uno de los sectores más afectados

En el sector del transporte, el porcentaje de empresas afectadas asciende al 44%, siendo el segundo sector más perjudicado tras la industria española. La coyuntura actual se traduce en un aumento de la incertidumbre, un impacto negativo sobre la actividad económica y efectos adversos debido a la dependencia de intermediarios comerciales para la importación y exportación de productos hacia y desde Estados Unidos.

Estrategias empresariales frente a los nuevos aranceles

Ante este panorama, muchas empresas españolas han adoptado diversas estrategias. Más del 45% de las empresas afectadas planean trasladar el aumento de los costes derivados de los nuevos aranceles a sus precios de venta. Un 34% prevé diversificar su cadena de suministro, buscando proveedores en otros países, y un 28% tiene la intención de abrir nuevos mercados internacionales. Además, el Banco de España ha identificado que un 21% de las empresas anticiparán compras de suministros ante la incertidumbre de las políticas arancelarias.

Tensión global: nueva fase del conflicto comercial

Una parte del impacto que perciben las empresas españolas se relaciona con el reciente recrudecimiento de la guerra comercial entre Estados Unidos y China. En abril de 2025, la administración de Donald Trump reintrodujo aranceles a productos tecnológicos, industriales y agrícolas procedentes de China, en una medida que reactivó tensiones comerciales a escala global. Aunque España no es un objetivo directo de estas tarifas, la exposición de sus empresas al comercio internacional ha intensificado los efectos indirectos de esta política.

Este nuevo escenario ha generado una mayor volatilidad en los flujos comerciales globales, afectando especialmente a sectores con alta dependencia de mercados exteriores. El transporte y la logística se ven presionados por cambios en las rutas de suministro, plazos de entrega y costes asociados al comercio intercontinental. Como resultado, muchas compañías en España han debido ajustar sus operaciones y revisar sus estrategias de internacionalización ante un entorno más incierto y fragmentado.